jueves, 31 de diciembre de 2015










"En tomo a cualquier mesa inocente, tomando un té, es fácil oír a un hombre decir: «La vida

 no merece la pena».

 Lo aceptarnos como quien acepta la afirmación de que el día es soleado.

 Nadie piensa que eso pueda repercutir gravemente en el hombre o en el mundo. Y, sin 

embargo, si esas  palabras fueran ciertas, el mundo se pondría patas  arriba. A los 

asesinos les concederían  medallas por librar a los hombres de la vida, a los bomberos se

 les denunciaría  por impedir la muerte; los venenos se usarían como medicinas; se 

llamaría a los médicos  cuando la gente se sintiera bien, las sociedades filantrópicas serían

 erradicadas como hordas de asesinos. Y, sin embargo, nunca especulamos  sobre si ese

 pesimista fortalece o desorganiza la sociedad, pues estamos convencidos de que las 

teorías no importan."



(G. K. Chesterton)

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