«Nuestra comprensión sobre las pasiones no es irrelevante -afirma Hoyos a ABC-. A través de ellas reflejamos nuestros valores, en un plano individual y social y juegan un papel fundamental, tanto para tomar decisiones personales como políticas. A quién votas».
-Las pasiones no se oponen a la razón? ¿Ayudan a organizar el mundo?
-Pueden parecer opuestos, pero Spinoza enseña que la razón es impotente si no trabaja con buenos afectos. Necesitamos pasiones y afectos bien entendidos para que la razón pueda. Orientarnos, comprender el mundo, tomar decisiones... Damascio, en «En busca de Spinoza» defiende desde la neurociencia lo que este autor vio sobre la importancia de las emociones para las decisiones.
-Vivimos en un mundo muy incierto.
-La civilización occidental vive hoy en el miedo constante, amplificado por los medios. No es que las amenazas no sean reales, están en las noticias, pero la experiencia del mundo hace que percibamos un riesgo apabullante a través de la tecnología. O la incertidumbre laboral, que es caldo perfecto para todos los miedos, y estamos dispuestos incluso a renunciar a derechos con tal de librarnos del miedo. Del miedo hay instituciones que sacan mucho partido: la política, la economía… La filosofía nos ayuda a comprender por qué ocurre eso. Spinoza dice que «tienes que distinguir entre tristezas evitables y las que son inevitables». Qué parte del miedo es asumible y qué parte hay que poner límite. La filosofía sirve para poner límites al miedo.
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