¿Qué es el destino? ¿Somos libres frente a él? ¿Somos responsables de nuestras acciones? Reflexiones del psiquiatra Viktor Frankl, sobreviviente de varios campos de concentración y fundador de la Logoterapia. Nuestro destino único e irrepetible es el suelo sobre el que nos erguimos, y cada paso que damos es un acto libre: “ El hombre es un ser que va liberándose a cada paso de aquello que lo determina”.
La responsabilidad significa siempre responsabilidad ante un deber. Ahora bien, los deberes de un hombre sólo pueden ser interpretados partiendo de un “sentido”, del sentido concreto de una vida humana.
¿Y qué es, pues, la responsabilidad? Responsabilidad es aquello de lo que se nos “hace” responsables, aquello que “re-huímos”. Es terrible saber que en cada momento soy responsable del siguiente momento; que cada decisión, la menor igual que la mayor, es una decisión “para toda la eternidad”; que en todo momento estoy realizando una posibilidad, la responsabilidad de ese momento único, o la estoy perdiendo. Por otra parte, cada momento encierra en sí miles de posibilidades, y yo no puedo elegir más que una sola a realizar. Pero con esto quedan condenadas todas las demás, quedan destinadas a no ser jamás, y esto también ¡“para toda la eternidad”! Pero es maravilloso saber que el futuro (el mío y de las cosas con él, el futuro de los hombres en torno mío) depende de alguna manera –aún cuando fuera en un grado insignificante– de la decisión que yo tome a cada instante.
Cada momento encierra en sí miles de posibilidades, y yo no puedo elegir más que una sola a realizar.
La responsabilidad del hombre, cuya forma de conciencia trata de facilitar el análisis de la Existencia, es una responsabilidad encuadrada dentro del carácter peculiar y singular de su existencia, como algo único y que sólo se vive una vez. El existir humanamente consiste en ser-responsable en vista de la finitud. Ahora bien, esta finitud de la vida, como finitud en el tiempo, no la priva del sentido; al contrario, es la muerte la que le da sentido a la vida. El carácter singular de la vida lo lleva consigo respecto a toda situación; la peculiaridad de la vida lleva también consigo la peculiaridad del destino. En términos generales, podemos decir que el destino es –al igual que la muerte–, de un modo o de otro, parte constitutiva de la vida. El hombre no puede nunca, por mucho que haga, salirse del marco original e irrepetible de su destino. Si maldice su destino (es decir, aquello contra lo que nada puede y en lo que no tiene responsabilidad ni culpa alguna) es porque no llega a comprender el sentido del destino.
http://www.viviragradecidos.org/destino-libertad-y-responsabilidad-frankl/
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