La meditación pudiera parecer un ejercicio estéril o vano. Tal vez
uno incluso se pregunte: “¿Cuál es el beneficio de sentarse en silencio,
sin más... sin hacer nada? ¿Qué me puede aportar a mí?”. Pero
lo cierto es que las neurociencias están revelando los profundos
efectos que la práctica de la meditación tiene en el cerebro
humano a las tan sólo 8 semanas de ejercitarse.
Cuando nos comprometemos a sentarnos y a permanecer en silencio
e inmovilidad durante 25 minutos, en nosotros se despliega
paulatinamente la dimensión llamada: Conciencia Testigo, una dimensión
que nos permite ser conscientes de los contenidos de la
propia mente – contenidos tales como recuerdos, pensamientos
sobre el futuro, juicios, emociones... –. Y esta progresiva autoconciencia
conlleva una silenciosa transformación que actúa en los mismos
cimientos de la persona, actuando como un “gran motor” evolutivo
del crecimiento y la expansión.
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