martes, 9 de octubre de 2012

JAVIER MALONDA 2:

Auto-inducción utilizando representaciones internas

La auto-inducción que quiero explicarte en este artículo la aprendí también de Bandler y Grinder. En esta ocasión emplearás representaciones sensoriales internamente, a diferencia de lo que hacías en la auto-inducción de Betty Erickson, en la que describías elementos de tu experiencia sensorial externa.
Comienza sentándote o tumbándote en un lugar cómodo, y creando una imagen visual interna del aspecto que tendrías si estuvieras frente a ti, a una distancia de un metro.
Si te cuesta trabajo todavía crear esta imagen, puedes utilizar un patrón de superposición sensorial. Para hacerlo, comienzas por la sensación cinestésica de tu respiración, o por el sonido de la misma, y superpones la visión de tu pecho subiendo y bajando con cada respiración. Sigue desarrollando y estabilizando esta imagen de ti mismo hasta que puedas verla con mayor detalle y de manera estable. Después añade otras partes a esa imagen interna.
Con la práctica podrás ver tu pecho subiendo y bajando de un modo que estará correlacionado con las sensaciones cinestésicas de tu pecho subiendo y bajando al respirar.
Continúa viendo esa imagen de ti mismo, y después lleva tu conciencia a tu coronilla, y siente cinestésicamente la temperatura, la tensión, la humedad, la presión, etc…, cualquier distinción que sepas hacer cinestésicamente.
Desde ahí, prosigue lentamente hacia abajo, sintiendo cada parte de tu cuerpo. Mientras observas esa imagen de ti mismo, sientes lo que está sucediendo cinestésicamente en tu cuerpo. Luego añades una representación auditiva. Mientras ves la imagen y te sientes a ti mismo, te describes internamente la experiencia. “Siento una tensión en la parte alta de mi espalda, y mientras la siento, comienza a relajarse”. Mientras estás haciendo esto, estás representando la misma información en los tres principales sistemas representacionales.
Estás viendo, sintiendo y escuchando tu experiencia actual en el momento presente. Tras recorrer así pacientemente todo tu cuerpo, puedes añadir el último elemento que di para la inducción anterior. Y mientras sientes qué mano y qué brazo se sienten más ligeros, ves ese brazo y esa mano en la imagen levantándose lentamente, sintiéndose atraídos hacia tu cara. Entonces lo describes auditivamente:
“Mi mano derecha está empezando a elevarse con movimientos limpios e inconscientes. Mi mano es cada vez más ligera y sintiéndose atraída hacia mi cara. Cuando toque mi cara, me hundiré suavemente en un trance muy agradable y profundo”.
Puedes decirte estas cosas con tu voz interna o en voz alta. Yo prefiero hacerlo en voz alta. Cuando lo hagas, asegúrate de que estás solo, o alguien empezará a pensar que eres muy muy raro.
Cuando comiences cualquiera de estos ejercicios en el futuro, indica a tu mente inconsciente cuánto tiempo quieres permanecer en este estado y cuándo debe despertarte. Por ejemplo, puedes decirte algo así: “Mente inconsciente, quisiera que me despertaras dentro de quince minutos, permitiéndome sentirme descansado y renovado por esta experiencia”. En mis propias pruebas he descubierto que la precisión de mi reloj interno es sorprendente, con una desviación de un minuto por hora.
Prueba ambos métodos hasta que descubras cuál te resulta más eficaz. Durante las primeras diez veces que lo hagas, concéntrate en entrar en el trance, relajarte, descansar y sentirte renovado. Espera a tener plena confianza en tu capacidad para entrar y salir de un trance profundo y en la capacidad de tu inconsciente para despertarte al cabo del tiempo especificado previamente.
Con la práctica, descubrirás que tu mente aprende rápidamente, y que sólo con sentarte y comenzar el proceso entrarás rápida y profundamente en un estado alterado. A partir de ese momento, la auto-hipnosis está a tu disposición como una gran herramienta de auto-evolución.

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